Tres horas después de las comidas es suficiente para que las grasas ingeridas se conviertan en tejido adiposo. Eso es lo que los defiende la nueva investigación realizada en la Universidad de Oxford, publicado en diarioPhysiological Rwviews.
Durante el estudio, voluntarios se alimentaban y, desde allí, se hizo un seguimiento, en el que los investigadores estudiaron la ruta exacta que hacen las grasas por el organismo. De acuerdo con ello, la grasa tarda aproximadamente una hora para ser rotas en el intestino. Luego entran en el torrente sanguíneo, y después se deposita como grasa en los muslos, la cintura y la cadera. Antes de este estudio, se sospecha que el proceso de demoraba más tiempo.
La buena noticia es que este almacenamiento es temporal. La grasa acumulada en este período se extrae rápidamente de la región para alimentar los músculos del cuerpo. “Pero, cuando comemos demasiado, la historia es diferente,” advierte Fredrik Karpe, uno de los líderes del estudio. Si comen más grasa de lo necesario, su cuerpo no será capaz de utilizar el exceso y terminará engordando.
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